Ahí estaba yo, sentado en el asiento trasero de el auto con mis dos hermanos a mi lado. Era una linda noche primaveral, estaba fresco y la brisa recorría nuestras caras, al mismo tiempo que nos hacía sentir que nada podía cagarnos la noche.
Lamentablemente el tiempo me demostró que yo también podía equivocarme y que, cuando esta todo tranquilo, siempre espere lo peor. En el fondo lo sospechaba, las cosas estaban raras desde la tarde, nadie se hablaba y el único sonido que se escuchaba en casa era el sonido de la tele encendida, que le servía de acompañante a alguien que no se encontraba allí.
La tarde se hizo noche y la noche infierno; la guerra había comenzado en los asientos delanteros de el auto. Desgraciadamente olvide mis auriculares, por lo cual, empece a escuchar toda esa mierda que se tiraban entre ellos y esperaba el momento en el que yo terminaba salpicado, porque ellos y yo sabían bien que siempre terminaba salpicado; Nunca importo como ni el porque, pero siempre yo estaba en el medio, lo cual no me hacía bien a mi.
A medida que íbamos a algún lugar de san isidro y el paso de el tiempo pasaba, todo se volvía peor. La violencia surgía desde la guantera y nada bueno salía de eso. Solo bronca y resentimientos que ellos dos se tenían.
Podía sentir como mi estómago se cerraba cada vez mas y mas, mis manos empezaban a temblar de los nervios y mi remera, pegada a mi espalda, por todo el sudor que yo estaba largando.
Pasaron 45 minutos insoportables dentro de ese horno de amargura, cuando ella decidió detener el auto e invitarnos a comer a un lugar que no recuerdo el nombre. Como si yo no hubiese tenido suficiente, nos atendieron muy mal, lo que hizo que ellos dos se pongan peor, pero no se dijeron nada. Careteaban que estaban bien solo porque había público. Apenas toque mi comida, no podía comerla, me sentía mal y solo quería que la noche terminara.
Pasada la hora y media decidimos irnos de ese lugar y todo parecía estar mejor, nadie se dirigía palabras y las miras calladas lo decían todo. Subimos a el auto y arranco la segunda parte de esta lluvia de negatividad que inundaba mis ojos.
Mi hermanito se quedo dormido sobre mis brazos y me dio un beso de buenas noches, eso me hizo olvidar de todo, eso me hizo sentir como si realmente todo estuviera bien, aunque no era así. Solo reaccioné a sonreír y decirle que lo quería y que pasara lo que pasara, siempre iba a estar con el.
es horrible cuando te pasa eso y saves que no se te puede caer un sola lagrima porque sino tus hermanitos menores se ponen peor y tenes que sacar fuerzas de donde no hay nadamas para demostrarles que todo ba a estar bien :/
ResponderEliminarHay que tratar de que los pequeños siempre queden protegidos, por eso trato de estar con ellos cuando pasan estas cosas, para que ellos no pasen lo que yo pase.
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