jueves, 25 de octubre de 2012

Viajes

Ella estaba ahí,una señora bastante grande,sentada en frente mio. Yo podía ver como ella me miraba,ella no se daba cuenta ya que pensaba que al estar con los auriculares no podía ver su cara de asco al ver mi expansor.

Pasada la media hora de viaje ,decidí hacer un gesto obvio para que supiera que la vi todo el camino. Ella se ruborizo y miro su reloj y siguió leyendo su libro,como si nada.

Yo seguía escuchando música y en mi cabeza pasaban boludeces,como en la cabeza de cualquier puberto con las hormonas al mango. Me gustaba mirar a la cara a la gente que subía,me llamaban la atención,todos formales con maletines o trajes y apurados.

El tiempo paso y faltaba poco para que yo me bajara del bondi,entonces la vi de vuelta,como ella me miraba el expansor. 
La mire a los ojos y ella también me miro,nos quedamos así durante unos minutos. Lo único que pensé,fue en sonreirle. Ella me devolvió la sonrisa. Ya quedaban menos de diez paradas para bajarme y olvidarme de esa señora que me miro con esa cara de asco. Fue entonces cuando lo hice. Le sonreí otra vez y antes de que ella pudiera ser la mínima mueca de agrado,me pase el dedo por adentro de el aro. Ella se asqueo y continuo leyendo,pero no estaba del todo concentrada,al parecer seguía pensando en mi oreja. Fui hacía donde se encontraba el timbre,lo toque y bajé del bondi.

Todavía me pregunto que le abra pasado por su cabeza,así como ella quizás se pregunte que paso por la mía cuando yo hice,lo que según ella,era una atrocidad.

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